ESCRIBIR DE LO BUENO: UNA CONSTANCIA
Por. Antonio-Pedro Tejera Reyes*
Hace ya muchos años que sustentamos aquellos hermosos consejos que un día muy lejano nos diera el maestro de periodistas D. Víctor Zurita Soler, allí, junto a una pequeña modesta mesa junto a una ventana, en un ambiente lleno del olor a tinta de imprenta, el ruido de las linotipias y de las viejas rotativas, desde donde dirigía el periódico LA TARDE, en Santa Cruz de Tenerife. Un hombre cuya profesión era telegrafista y que su vocación literaria le había llevado a ser escritor y fundar un periódico que durante muchos años fue insignia en esa añorada ciudad, en un tiempo en que periodista era cualquiera, pues ese término se aplicaba al que escribía en los periódicos, revistas etc., ya que ni existía un titulo para tal ocupación ni escuelas de periodistas, ciencias de la información, ni nada por el estilo. Era pura vocación y aprendizaje empírico, que servía para tener la oportunidad de poder expresar las inquietudes y demás de cada cual, por medio de los medios de comunicación en aquellos años sesenta del pasado siglo… exiguos medios de comunicación existentes…
Los consejos de D. Victor se centraron en una de nuestras modestas colaboraciones que le llevábamos a su periódico y que él, como mucho cariño analizaba y publicaba a la par que nos daba consejos sobre nuestra naciente actividad como escritor de cuestiones turísticas.
Se trataba, en este caso, de un reportaje sobre Río de Janeiro donde comentábamos – quizá de forma algo desmesurada – la existencia de sus favelas. ¿No hay nada mejor que comentar? Nos inquirió aquel sabio docto personaje que fuera uno de nuestros mejores maestros en eso de la literatura turística. Toda una larga serie de reflexiones siguieron a estas, para nosotros memorables palabras que marcarían nuestra naciente vocación de escritores de turismo, las cuales orgullosamente hemos seguido perdurando trayéndonos otros muchos recuerdos como cuando compartíamos opiniones en el viejo Ministerio de Información y Turismo, de Madrid, con nuestro recordado amigo José Ángel Castro Fariñas, en aquel entonces Subdirector General del Régimen Jurídico de la Prensa, observado y calificando revistas para censurarles las “malas noticias” que algunas intentaban publicar tiempo pasado de muy gratos recuerdos lejos de las “marrullerías” actuales – por llamarlas de alguna manera suave – que muchas veces nos producen hasta verdadera vergüenza ajena.
Viene todo esto a cuento, ante la proliferación de la información que el mundo está viviendo donde las malas noticias tienen ganada la partida a las buenas en el sentido de que sirven para vender publicaciones, posicionarse como “especialistas en investigación”, “en sucesos”, etc., todo sin nada que valorice la calidad de lo que se escribe e incluso su veracidad, lo cual en muchos casos produce importantísimas pérdidas irrecuperables del género humano, las condiciones socio-económicas de las empresas y personas, gobiernos, sociedades, etc. etc., sin que al parecer haya nada que pueda parar esa lamentable situación, ni culpables que paguen sus delitos.
No podemos olvidar aquella famosa frase del periodista de la era franquista en España, Emilio Romero: “Mi pluma no se vende se alquila. Esto hace pensar en intereses ocultos en las informaciones, de cuya evidencia tenemos las más claras y rotundas pruebas.
Estamos ante unos momentos críticos en que hay que amarrarse el cinturón si queremos llegar a un futuro de paz y comprensión en este multitudinario mundo, donde el turismo arrasa con todo lo que se le ponga por delante.
Proyectos ilusorios y actitudes grotescas llenan un escenario donde somos simples marionetas movidas por los impulso de la economía y las ansias de poder de seres irresponsables, ignorantes e indignos, que no dudan ni siquiera en recurrir a las mas bajas acciones comos son el secuestro de personas, el uso de falsas titulaciones, etc. etc., como lo estamos viviendo y padeciendo quienes somos honestos y honrados en nuestra actividad humana y profesional, comportándonos como auténticos rotarios, sabiendo cuales son los beneficios de la práctica de sus principios y fines, como es la búsqueda de la paz, la honestidad y la comprensión entre todas las personas del mundo.
La información en manos de los llamados periodistas, escritores o comentaristas, son una de las cosas que hay que saber acometerla con toda la honradez y honestidad del mundo valorando y analizando antes sus posibles consecuencias para las personas, para las familias, para la comunidad y para el mundo entero, como diría muy claramente la Organización Mundial del Turismo cuando se refiere al turismo como el generador de la riqueza para el bienestar de La Humanidad.
No es de recibo que tengamos que seguir soportando la constante de unas malas noticias cuando – volviendo al tema de Río de Janeiro y sus favelas – se puede uno deleitar escribiendo de las playas de Copacabana, Leme, o Ipanema, además del Pao de Azúcar, el Cristo Redentor o la alegría inigualable de sus escuelas de samba…
Servir es mi ocupación… «mi devoción».
*Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO.
Honorable Embajador. Organización Latinoamericana del Turismo. OLATUR
”