¿QUE ES EL AMOR? DOS AUTORES UN MISMO TEMA
Buscando algo diferente que nos haga olvidar un poco de esta terrible situación en que nos ha sumergido la incontrolable pandemia del COVID-19, que está llevando a limites extremos de desesperación a la humanidad, donde los divorcios en parejas jóvenes y no tan jóvenes han aumentado en un 30% en Argentina, puesto que están soportando esta convivencia de 24 horas juntos a la cual no están acostumbrados… Aquí en nuestro país Perú no tenemos esas estadísticas, pero si sabemos que la violencia de genero ha aumentado… Asimismo recordando que el 13 de Mayo fue el día que se presentó la Virgen María en La Cova da Iria en la parroquia de Fátima en Portugal. Encontramos en el baúl de los recuerdos este hermosa artículo que habla sobre el «amor puro», ¿habrá amor más puro que el de la Virgen?… Y nos genera una pregunta en estas fechas especiales de confinamiento y necesidad de la comprensión de todo nuestro entorno ¿ Existirá en esta época dura de materialismo y consumismo de descarte, EL VERDADERO AMOR?
¿Y QUÉ ES EL AMOR?
En ese tejer y destejer la madeja, que las circunstancias de la vida a veces nos pone por delante, nos encontramos de vez en cuando con algunos cuadros escénicos que nos llaman la atención retrotrayéndonos a situaciones, o momentos vividos en nuestro entorno, en los cuales hemos sido actores principales, castigados por circunstancias y valores impalpables, que tiene mucho que ver con los sentimientos humanos.
«Pensamos que el amor llega a nuestras vida con la vida misma, con el primer hálito de vida nos llenamos de amor, porque nuestra vida germinó por el amor. Y nos llenamos de amor cuando escuchamos el primer llanto de reclamo a la vida de nuestros hijos o primer y esperado hijo, sangre de nuestra sangre…»
No estamos inmersos ahora, en esta etapa nueva de nuestra vida, en la mística de Jorge Isaac y su “María”, ni el inteligible, para algunos, “El pequeño príncipe”, de Antonie Saint Exupery. Nos impactó cuando teníamos apenas diez años, Edmundo de Amicis y su “Corazón”. Estamos ahora más cerca de la novela policiaca de Agatha Christie o de George Simenon, y sus exploraciones en las actitudes duras de los humanos.
«El encanto y el misterio del amor está precisamente en no perder esa inocencia que nos hizo emocionar con aquellas inolvidables novelas que nos hablan del amor más puro y santo que pudiese existir, y que los seres humanos transformaron con sus amarguras y desengaños que son parte de la vida…tratando de salir indemnes de tanta impureza que nos asedia…»
Pero hay entre todo este galimatías de literatura, una constante que no nos pasa desapercibida donde aparece el sentido del amor, al igual que aparecía la felicidad en aquellas reflexiones de Napoleón Bonaparte, cuando aún era un oficial del ejército francés.
«La felicidad, la felicidad está dentro de uno mismo, pero es difícil reconocerla, se encuentra en miles de detalles que nos acompañan el día a día, ¿No nos hace feliz el poder expresar sentimientos tan vivos que lleguen al corazón de los que nos leen, no somos felices cuando abrimos los ojos y vemos la claridad tenue del nuevo día a través de los pliegues de las cortinas de nuestra habitación, no somos felices cuando despertamos en una habitación fruto de nuestro trabajo honrado y honesto…?»
Y es que cuando tratamos de sentimientos impalpables en el ser humano, tenemos que acercarnos de lleno a la hipocresía, el valor material y el sentido de la sobrevivencia que a muchos de ellos, le llevan a cometer los más horribles delitos. Lo escribimos así, porque para nosotros – en nuestro real saber y entender – se trata de un delito grave el cometer una injusticia que no solo perjudique a una persona, sino a un colectivo familiar y, ¡no digamos nada!, cuando se trata de una amplia comunidad. Hechos y circunstancias que hemos presenciado y vivido en primera persona, y que han marcado nuestra vida, entre ellos la manipulación sentimental con intenciones de obtener beneficios económicos, materiales o sociales.
«La manipulación sentimental, el uso y abuso de mentes inocentes en favor de algunos… Mas, ciertamente la grandeza del ser humano para ser feliz es no juzgar, hechos y realidades incomprensibles para corazones generosos. El estar elevado sobre mezquindades y manipulaciones te da el poder de la felicidad… El ser humano mínimamente superior, el cual no anida bajas pasiones encuentra la felicidad en comprender… eso es felicidad…»
Los hechos que narra Simenon, donde una adolescente abandona el hogar familiar como una protesta a lo que consideraba poca atención de sus progenitores hacía ella; que renuncia a todo para enfangarse en el lodo de una vida prostituida, para intentar desprestigiar la vida normal que llevó, y con ello a su familia, contrasta con el sacrificio de otros personajes que aparecen en las novelas de Agatha Christie, o del propio Simenon, donde los personajes, narrados exquisitamente por estos magníficos escritores, anteponen el sacrificio personal y el amor, hasta para justificar los más alevosos crímenes…
«Razón sine qua non para creer en el amor… El amor… el amor…existe si no, no podría existir la humanidad…»
Hechos y realidades que se dan en la vida misma y que nos ponen a pensar en hallar la solución de cómo explicar lo que el sentido de la palabra amor, puede significar para unos y otros…
«El amor… no tiene explicación… ya que si es verdad que se siente en el corazón tendremos que aceptar que el corazón tiene razones que no entiende la razón.»
¿No es amor lo que desprende aquel niño pequeño, que acompaña al anciano a pasar la calle? ¿Cómo se puede interpretar la desinteresada información que damos, sin que nadie no las haya pedido, a unos turistas despistados, sobre la ubicación de tal o cual lugar? Para hablar de amor ¿Tenemos necesariamente que hablar de las relaciones íntimas de los seres humanos? ¿No estaremos confundiéndole todo?
«El amor es eso y mucho más. El amor bien entendido no necesita de la sexualidad para materializarse, vivimos amor, respiramos amor, sólo con mirarse, sólo con sentirse, sólo con tomarse de la mano, sólo con abrazarse y contemplar una atardecer, el verdadero amor no necesita palabras cuando dos seres que se aman están juntos… sólo saber que se está allí en el momento que se necesita… sólo decir un te quiero entregando el alma en la mirada… Cuanta falta hace el AMOR en este momento de «confinamiento Social»
¿De qué amor le estaríamos hablando a una adolescente que no entendía que su mamá le llevase el café a la cama a su papá, antes que este se levantase para irse al trabajo? ¿Será que esta desconocía que su esposa le llevaba el café a la cama al célebre Comisario Maigret, en las clásicas obras de Simenon?
«Lo desconocía de forma literal , pero lo sentía de forma visceral… viendo a la mujer no a la madre, llevándole un café a su hombre dueño de tal vez sin estar consciente de su amor puro en su creación ancestral»
Recordamos, hace muchísimos años, a un sacerdote joven, en el púlpito de una iglesia, en una de las clásicas misas de doce de aquellos añorados tiempos; le recordamos, decimos, hablándonos del “Día del amor fraterno”. Ahora transcurridos más de sesenta años de aquella ocasión, sabemos que fue algo que nos impactó… Nos dejó ver con meridiana claridad el camino a seguir, aunque es justo reconocerlo, las vicisitudes de la vida nos han enseñado lo difícil y complicado que es entender el amor fraterno, llevarlo a la práctica como un sentimiento permanente y descubrirlo y apreciarlo en nuestros semejantes… ¡Cuantas desilusiones! ¡Cuántos desengaños! Solo habrá que abrir los ojos para ver los horrores que se viven detrás de esa impalpable palabra, amor. Pero no acabaremos aquí nuestra reflexión. Nos lo hemos prometido.
«Ahí, es donde vamos a unirnos a Napoleón Bonaparte y a su “felicidad”
La vida nos ha enseñado que no es posible la felicidad sin que exista el amor. Así de contundente. Para quienes no hayan podido sentir estas emociones en su cuerpo, el disfrute de la vida estará falto de algo esencial que le hará incapaz de una sonrisa de verdad, un gesto cariñoso, o una acción generosa… Desgraciadamente son decenas de personas – las más – que conocemos, con estas carencias, y que, como decimos, han provocado con su desconocimiento – posiblemente generado por sus propios genes, o una tormentosa vida familiar – la crisis mundial que hoy padece la humanidad, falta de valores ancestrales que conformen el poder visceral de un amor al prójimo que reproduzca la felicidad que el mismo debe irradiar.
«El mundo mientras gire y nazcan seres humano, gracias A Dios será siempre dual, crecerá lo bueno y lo malo, felizmente lo bueno siempre se mantendrá y dará oportunidad de crear seres en los cuales todavía se pueda confiar y que nos puedan hacer creer en la felicidad y el amor … Y ASÍ SEA…»
Elena Villar
Directora
Magister en Marketing Turístico
*Del grupo de expertos de la OMT para la ONU