TURISMO, ESTRUCTURA MENTAL Y DESARROLLO MUNDIAL
Choquequirao , la “hermana sagrada de Machu Picchu” – Cusco, Perú – imponente ciudadela inca recuperada después de mas de cuatro siglos perdida…
“Las autoridades públicas nacionales, regionales y locales favorecerán e incentivarán todas las modalidades del desarrollo turístico… Las políticas turísticas se organizarán de modo que contribuyan a mejorar el nivel de vida de las regiones y respondan a sus necesidades.” (Del Código Ético Mundial para el Turismo)
UNA EPICA MONUMENTAL ENCRUCIJADA
Para Manuel Antolinez,
con especial dedicación
Antonio-Pedro Tejera Reyes
SERVIR ES MI OBLIGACION
Volviendo a nuestra personal batalla sobre la influencia de la formación mental en el desarrollo del mundo, no podemos más que hacer un alto en el camino para recuperar aquellas reflexiones que nos llevan a considerar las secuencias de las acciones de las personas, en relación con sus obligaciones sus deberes y sus derechos. Es una constante que sufrimos viendo cada día como fluyen las situaciones, actuando sin el menor control de sus actos en personas cuyas capacidades de liderazgo y mando deberían tener bien claro cuáles son los principios que deben marcar una vida regida por la pulcritud, la dignidad y la decencia en todos sus actos. ¡Ay Rotary Internacional!
Decía Paul Harris que “La amistad fue la piedra fundamental que construyó Rotary, y la tolerancia es el elemento que lo mantiene unido”
“El aprecio a toda ocupación útil y la dignificación de la propia… la buena fe como norma en los negocios y en las profesiones… la aplicación del ideal de servicio en la vida privada, profesional y pública.”
Estos, y otros relevantes conceptos, deberían prevalecer en la mentalidad humana para conseguir el mundo en que todos viviríamos en paz. Así lo propagamos por todo el mundo, los que de verdad somos rotarios.
MENTALIDAD OBSOLETA, UNA REALIDAD
Las estructuras mentales de la población en algunos países, siguen creciendo a paso de tortuga con un lento desarrollo y todo lo que sea innovación, o cumplir los preceptos rotarios, es desechado – no interesa – sin poner un solo obstáculo, pero apartándolo a un lado para que no progrese y cambie un modo de vida que se ha impuesto a toda una población que se mantiene ignorante – mantener al pueblo en la ignorancia para vivir de sus carencias – cuyo desarrollo está sencillamente en emigrar a los lugares progresistas que avanzan imparablemente por una buena parte del mundo, fabricándose las más intrépidas estructuras para aprovechar el movimiento mundial de personas, y de paso ensanchar el poder adquisitivo de su población elevando su nivel de vida y su estado de bienestar. Es lo que estamos viviendo en primera persona.
Anclados en esa visión, se hace imposible avanzar de forma consecuente en estos países llenos de recursos naturales y de historia, pues sus estructuras mentales siguen diseñadas para aprovechar las posibles realidades del desarrollo del mundo y manipularlas avariciosamente de forma que aparezcan como avances de sus propios objetivos desfigurados de acuerdo a la imagen que su población ha soñado siguiendo lo que se le ha enseñado desde su infancia, y tiene afianzado en su estructura metal. Esta es la realidad que nos acorrala y nos deja sin poder reaccionar, aunque lo intentemos una y otra vez,
Estamos escuchando y leyendo este discurso de forma permanente, asombrados ante una realidad que no se puede ocultar, donde se manipulan hasta las ideas y los proyectos progresistas apropiándose de ellos de forma inmisericorde, sin el más ligero ápice de vergüenza, manipulándoles a su gusto y capricho para engañar a la población y seguir con el “más de lo mismo”.
EL IMPONENTE AVANCE DE LA ACTIVIDAD HUMANA
Con ese escenario presente, vivimos en un estado de incertidumbre que nos presenta cada día insólitas situaciones que hoy, curtidos en mil batallas, comprendemos totalmente lo cual nos ayuda a soportarlas vengan de donde vengan, a veces desde los más extraordinarios lugares y desde personas que considerábamos con unos valores intachables. Sobran los ejemplos a lo largo y ancho de nuestra larga vida, donde intentamos, por todos los medios, comprender como es posible que la estructura mental de las personas no adopte esos principios de Rotary Internacional, que señalamos.
Hace ya muchos años leíamos un estudio de ATECO, Murcia, España, donde a las personas las dividían, en dos clases: las del problema y las de la solución. Nada más cierto en este mundo, donde millones de personas trabajan todos los días para construir un futuro mejor, cambiando las imágenes de la pobreza por los más espectaculares idílicos panoramas, todo sobre la base, como decimos, de la pulcritud, la dignidad y la decencia en su proceder a lo que le añadimos la honradez, la honestidad, el conocimiento y la experiencia. Sería suficiente.
Disfrutando del panorama de las bibliotecas de la Organización Mundial del Turismo, OMT, o de la Asociación Mundial para la Formación Turística-Hotelera, AMFORTH, entendemos perfectamente el impresionante esfuerzo y la capacidad de trabajo de unas personas que han dedicado, y dedican su vida, a ser personas de la solución. Una realidad plasmada en miles de trabajos dirigidos a que el mundo entero conozca que “El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero”. No hay nada que le iguale.
Con la imponente realidad de esos millones de personas que trabajamos para desarrollar el mundo, no vamos a retroceder un palmo ante la incomprensión, la ignorancia, el desconocimiento, la avaricia y la maldad. No. Hay una fuerza superior que nos empuja a seguir un trabajo que dignifica a la humanidad y le da el lustre del que gozamos en las más humildes moradas de los artesanos, o en las instalaciones de los hoteles de cinco estrellas. Disfrutar de este sentimiento, gozarlo y “saber estar” debería ser una obligación en aquellas personas que llegan a ocupar cargos directivos y de gestión del mundo, desde las Naciones Unidas, o el Grupo de los 20, hasta el más pequeño de los entes con poder decisorio.
EL MUNDO QUE VIENE
El martirio y la encrucijada de las guerras lejos de desalentarnos, nos impulsa a seguir nuestro trabajo sin descanso, al igual que lo hace la incomprensión, la avaricia, le ignorancia y toda esa larga caterva que azota a la humanidad, en muchos de los casos presidida por la envidia. Ese que es el pecado de los ineptos.
Estamos sufriendo “el parto de los montes”, azotados por el “diluvio universal” en una frenética lucha en la cual vemos a avanzar diariamente al mundo de forma imparable cargando sobre las espaldas de millones de personas el compromiso de desarrollar una nueva vida donde la actividad humana – el trabajo – derive sin ningún impedimento a la compensación de un ocio sano y positivo, algo que se está consiguiendo pese a la pléyade de “personajes importantes” que amparados en el poder – que muchas de las veces les dan las urnas democráticas – organizan, dirigen y disfrutan los más disparatados actos con los más cuantiosos gastos, sobre lo que no queremos hacer comentarios dado el amplio abanico de conocimientos que tenemos sobre el tema.
Ganamos terreno cada día. Los medios de comunicación nos lo están señalando. La sociedad mundial se mueve. Requerimos urgentemente propiciar una educación sana para integrarnos en este acontecer. La enseñanza tiene que dejar de ser un pecado, como venimos publicando desde hace muchos años. Una fuerza potente que nos dignifique a todos, tiene que sobreponerse sobre esos programas televisivos insulsos y llenos de retórica barata que nos dejan sin saber de qué han tratados los más “eminentes” personajes. La enseñanza tiene que ser cultivada y llevada a su justo término, evaluando sus resultados, para ello hay que innovar su ejecución, las normas ancestrales están caducas, lo decimos con toda una carga importantísima de conocimientos.
EPILOGO
Un mundo mejor está tocando a nuestra puerta. El disfrute de nuestro trabajo, viajando en ese maravilloso A380, o en el imponente o en el imponente Icon of the Seas, ya es más que un sueño para los habitantes del hemisferio norte. Trabajar para que esta realidad se expanda por el mundo entero, es nuestro deber. Todo lo que no sea eso, es desperdicio, que diría el genial Eward Demíng.
Disfrutar de los hoteles que igualan a los de la Selva Negra, en pleno centro de Nicaragua, es una realidad que se vive ya hoy, al igual que ver entrar la cabeza de las jirafas por las ventanas de nuestro hotel en esa renaciente África, o – siguiendo en ese continente – participar en un safarí organizado para ver una manada de leones y pasearte entre ellos, todo incomparable como el interior de las cúpulas de la Mezquita Azul en Estambul, las Cataratas de Iguazú, o el inacabado Templo de la Sagrada Familia, en Barcelona… ¡Ay la Via Layetana!