LA COSA NO VIENE BIEN
Por Antero Flores-Araos
Si hay un tema que interesa a todas las personas, es el económico, pues de él depende la satisfacción de las necesidades materiales así como las posibilidades de aumentar los niveles de vida Es decir mirar el presente y proyectar el futuro.
En este año se están presentando tres situaciones que lo complican, una prevista y dos no, aunque pudieron haberlo sido. La primera, esto es la prevista, es la situación de los proyectos importantes de inversión y la necesidad de destrabarlos para que se hagan realidad; y las segundas las consecuencias en el clima de inversión originado por el caso de las constructoras brasileras y el mayor esfuerzo en recursos públicos para reparar la infraestructura afectada por los desastres naturales.
Todos conocíamos que el anterior gobierno no fue muy amigable con las inversiones, e hizo poco o nada para resolver los conflictos socio-ambientales que estaban perturbándolas La mayor parte de las agrupaciones políticas que participaban en las elecciones del 2016, ofrecieron soluciones y el inicio de los proyectos paralizados.
Si bien el actual gobierno muestra un discurso muy amigable a la inversión, lamentablemente los hechos no han correspondido al dicho, y por más ofrecimientos no se nota acciones para destrabar inversiones y los decretos legislativos emitidos al amparo de las facultades delegadas por el Congreso, además de “temidos”, insuficientes para el objetivo deseado.
El caso de las constructoras brasileras, especialmente Odebrecht está originando un clima de parálisis inversora, lo que es muy peligroso, pero lo que es peor, parecería ser que nuestras autoridades no toman conciencia que una cosa es luchar contra la corrupción, lo que debe fortalecerse y profundizarse, y otra la continuidad de las obras públicas en ejecución. Si se pone todo en un paquete y como consecuencia de la investigación parlamentaria y del Ministerio Fiscal se inmovilizan cuentas y bienes, en lugar de embargos inteligentes, pues se paralizarán las construcciones de infraestructura en grave perjuicio al país.
También los daños ocasionados por la naturaleza, mediante aludes, huaycos, inundaciones, deslizamientos y otros similares, que han originado interrupciones en carreteras, obstaculizando de vías de comunicación, así como también destrucción de obras de defensa ante el aumento del canal de ríos, todo ello llevará al Estado a utilizar recursos extraordinarios, y sin saberse si las reservas para imprevistos lo podrán solventar, pues también requerimos recursos ante las posibilidades de emergencias sísmicas. Todo ello sin contar el financiamiento de la ayuda para los damnificados que han perdido sus viviendas y mobiliario.
Como advertimos, “la cosa no viene bien” y si encima el Ministro de Economía anuncia la reducción del crecimiento como país, la cosa está que demanda la unión de todos, dejando de lado ilógicos enfrentamientos.