IGUALDAD
Por Antero Flores-Araoz*
Es frecuente escuchar en las campañas políticas que hay que terminar con la desigualdad y que todos debemos por lo tanto apuntar a la igualdad.
Muchos entienden por lo señalado, que de lo que se trata es que todos alcancen la misma meta, con excelentes niveles de vida e ingresos, pero no necesariamente con los mismos méritos. No se trata de eso.
Imaginemos una carrera de caballos o de carros, o recordemos la competencia de Dakar. Hay un partidor y existe una meta. Todos los participantes inician su recorrido simultáneamente (con igualdad) pero llegan a la meta en diferentes tiempos (desigualdad). El tema socio económico es similar.
Hay quienes desean que todos los humanos lleguen a la meta en simultáneo y alcancen el éxito en su misión, pero hay otros que lo que deseamos es que todos inicien el recorrido con igualdad desde el partidor, buscando que todos los competidores tengan las mismas condiciones para participar en la carrera de la vida, con la misma preparación para ello.
Algunos inducen a pensar que de lo que se trata, es que todos lleguen a la meta en simultáneo, con igualdad, sin importar si se prepararon lo suficiente, si hicieron o no sacrificios para su preparación, si le pusieron empeño, esfuerzo y temperamento a su participación en la contienda. Suena injusto, pues se supone que quien se preparó más y quien se esforzó más aún, debería llegar primero, antes que los que no le pusieron fuerza a su participación y sin prepararse se consideraron con derecho a ser premiados, lo que no es valedero.
Dicen que hasta en el Cielo hay categorías, pues entendemos que el esfuerzo en la acción no es siempre igual, y los méritos son también desiguales, cuando los hay.
En la temática económica, social y política, es análogo, pues no se puede pretender que todos habiten en viviendas similares, tengan las mismas comodidades, utilicen los mismos vehículos, hagan los mismos viajes, vistan las mismas ropas, reciban las mismas retribuciones, etc. Sin embargo, esta pretensión con la que los “zurdos” ganan adeptos, es engañosa y lleva la “ponzoña” de enfrentar lo rural con lo urbano, a los de sierra contra los costeños, a agricultores contra mineros, a pobres contra acaudalados, resembrando la nefasta prédica velasquista: “Campesino los ricos no comerán más de tú pobreza”.
Todo ese discurso maniqueo que el que algo tiene es el malo y que el que carece de bienes es el bueno, y que el primero tiene que compartir con el segundo no es inclusivo sino destructivo. Es necesaria la solidaridad de extender la mano al que lo requiera, pero lo que no se puede aceptar es que quienes no se preparan ni esfuerzan lo suficiente, tengan que recibir la misma compensación en la vida.
¿Qué hay que hacer? Evidente: mejor educación para todos, excelentes servicios de salud para todos, inmejorable seguridad social para todos, igualdad de trato a todos los ciudadanos, e igualdad en las oportunidades para que todos alcancemos las metas deseadas, aunque no todos lleguen a ella en el mismo tiempo, pues como hemos visto dependerá de su esfuerzo.
**Prestigioso Abogado y político peruano. Ex ministro del interior, Ex Senador, Ex congresista, fundador del partido político ORDEN