May 3, 2024

  • la “hermana sagrada de Machu Picchu”, imponente ciudadela inca recuperada después de más de cuatro siglos perdida…
  • Una de las grandes atracciones en Puno, al borde de Lago Titicaca, es el paseo en las clásicas barcas de caña de totoras
  • es un importante sitio arqueológico pre inca ubicado en los Andes nororientales de Perú, en la Provincia de Luya. Cultura Chachapoyas.
  • Turistamagazine 30 años al sirviendo al turismo peruano… No sirviéndose de él…

CASTILLOS DE ARENA

En la naturaleza no existen 

premios ni castigos, 

solo existen las consecuencias. 

Robert Ingersoll (1833-1899) 

Por. Antonio-Pedro Tejera Reyes*

Analizar las consecuencias de nuestros actos, nuestros hechos, o nuestras decisiones, parece estar diametralmente opuesto a la forma de proceder y actuar en este mundo en que vivimos. Esto, que parece sencillamente una reflexión banal, está arraigado de forma permanente en las personas, según hemos detectado a través de nuestros largos recorridos en  esta vida.

“Estamos viviendo en  un mundo en el cual las consecuencias han perdido todo su valor ante el encandilamiento de un presente al cual sólo se le ve lo que produce en su momento.  A nadie parece interesarle eso de las consecuencias, cuando se hacen y se deshacen situaciones que afectan el sentimiento humano hasta en lo más íntimo de su ser sin darles el merecido valor a las mismas y sin importarnos para nada, al parecer, el destrozo que cometemos en la más profunda sensibilidad de las personas al destruirle sus mejores deseos, sus ilusiones…el trabajo de toda su vida,  su proyecto más  ambiciosos… Aunque en ellos se estén conjugando los más sólidos elementos para la construcción de un mundo mejor, más justo y más responsable, unido, claro está, a ese sentimiento idílico que es el amor”… ¿Difícil y complicado?.

 El mundo entero se halla obsesionado en la búsqueda de fórmulas precisas de elevar sus ganancias personales, sin importarles para nada las consecuencias de sus actos, o el daño que puedan hacer a la humanidad al cercenarles los más grandes proyectos de desarrollo fundamentados en la difusión del conocimiento, la práctica de la ética, o el ideal de servicio en su vida privada, profesional  y pública, como dice el objetivo de Rotary Internacional.

 “Castillos de arena”, con este título, Manuel González Ortega publica en  días pasados, lo siguiente, en un periódico digital de Canarias.

“Hay seres humanos que cultivan la utopía  que es una rara flor para el resto de los mortales  como si fuesen castillos de arena. Saben de su fragilidad, de las contadas horas maleables amenazando su existencia, pero no les importa el tiempo que tarden en construir torres, almenas y fosos; una y otra vez se les verá levantando castillos de ensueño junto a las orillas, sobre las ruinas de anteriores intentos, recordándonos lo necesario de esa ingenuidad primera por construir un mundo nuevo. Esa didáctica de las ideas, tan propia de los utópicos, es un muro de contención contra la ignorancia, la mediocridad, la injusticia social y la desesperanza”. 

En este escenario, estamos sintiendo como se desmoronan las más grandes ilusiones, ideas, proyectos y realidades, sin que a los autores de estos destrozos parezca importarles para nada sus consecuencias.

En este mismo orden de cosas, no parece lógico ni razonable, que países que generan en sus puertos y aeropuertos un tráfico de pasajeros millonario, no sean capaces de establecer líneas de producción de alimentos y toda clase de implementos necesarios para estos viajeros, incluidos los “souvenirs” de artesanía popular, que podrían ser las creadoras de muchos puestos de trabajo y un importante reglón de su economía.  ¿Se hace, algo para activar y remediar esto? ¿Nadie se hace responsable de esta incongruencia y de las consecuencias que esto comporta?  Preguntas que no tendrán respuesta… como siempre…

*(Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO) 

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