EL MUSEO DE LAS RELACIONES ROTAS Y EL TURISMO

No hay duda siempre desde niña nos enseñaron que “el saber no ocupa lugar” y lo comprobamos día a día con el curso de Metodología de la Investigación en Turismo y Hotelería. Investigación cualitativa, Enfoque teórico. Métodos y Técnicas, les parece largo el título, pues no es nada comparado con todo lo que se aprende.
Precisamente en la primera clase de este módulo, la profesora a cargo Mg. Ana Alemán, experta en museología además, nos comento acerca del “Museo de las relaciones Fallidas” en Sarajevo- Croacia, tocó el tema muy tangencialmente porque no era tema de clase, no obstante se nos iluminó el cerebro y pensamos voy a investigar para comentarlo con mis lectores
El Museo de las Relaciones Rotas o Fallidas, fue ideado por Olinka y su ex novio, Drazen Grubisic, cuando rompieron y no sabían qué hacer con los objetos que tenían en común y que les recordaban su amor. Así se les ocurrió fundar una institución donde los ex novios y amantes pudieran dejar objetos especialmente queridos o hasta odiados y se consolida a partir de una exposición itinerante de piezas que representan relaciones que se desea dejar atrás, es allí donde entra el turismo, ya que todo lo que involucre sentimiento, es un caleldoscopio de reacciones y emociones de acuerdo al continente o país al cual se pertenezca y ciertamente debe ser muy interesante ver los recuerdo por ejemplo de los pueblos sajones, o asiáticos, del lejano oriente, y por supuesto de los latinos que son capaces de abrirse las venas por amor, ya lo dicen sus canciones…cada pueblo tiene su peculiar manera de sentir.

Todo hecho ocurrido a personajes trascendentes en el ámbito internacional sea de alegría o tristeza se convierte automáticamente en una atracción turística, como ejemplo el Pont de l’Alma cerca al lugar donde se estrelló el coche y murió nuestra admirada Diana de Gales
Lejos de alentar el sentimiento de tristeza, la exposición da oportunidad a las personas de contar su historia e iniciar una nueva etapa fresca y vital a través de un acto creativo de desapego: donar sus objetos a la colección de este Museo.
Sin importar la razón para la que se ofrecen estos objetos personales, sea simple exhibicionismo, alivio terapéutico o simple curiosidad, las personas han acogido la idea de exhibir su amor como un legado, un tipo de ritual, una ceremonia solemne. Nuestra sociedad cuenta con ritos para conmemorar muchos aspectos de la vida: el nacimiento, el matrimonio, los funerales, las graduaciones, pero no hay un reconocimiento formal del final de una relación, a pesar de su gran impacto emocional.
En las palabras de Roland Barthes* en Fragmentos de un discurso amoroso: “Cada pasión, finalmente, tiene su espectador…. (No hay) oblación amorosa sin un teatro final”.
El Museo de las Relaciones Rotas ha recorrido el mundo y, en su paso por cada destino, se ha enriquecido con el sabor y la textura de la cultura local, y al mismo tiempo con los sentimientos universales que conforman este conjunto extraordinario de memorias y pertenencias de personas con el corazón roto, deseosas de dejar un testimonio de su biografía, y seguir adelante.
La exposición inspira a la búsqueda personal de poder interior y fortalecer la creencia en algo más significativo que el sufrimiento fortuito.
Todo hecho ocurrido a personajes trascendentes en el ámbito internacional sea de alegría o tristeza se convierte automáticamente en una atracción turística, como ejemplo el Pont de l’Alma cerca al lugar donde se estrelló el coche y murió nuestra admirada Diana de Gales, asimismo Dallas, Texas se hizo mundialmente famosa en segundos porque fue allí donde asesinaron al presidente John Kennedy y los turistas llegan allí y dejan recuerdos dignos de ser exhibidos en un museo itinerante especial. Los puentes del amor llenos de candados donde las parejas cierran el candado y tiran la llave al Río, hay algunos muy famosos como el Pont Des’arts en Paris sobre el Río Sena y el puente Brooklyn en de New York. Todos son atractivos turísticos
Hay muchos artículos que le harán recordar un momento de alguna de sus relaciones, y no lo deje de visitar si en algunos de sus viajes encuentra la exposición…Pues siendo un museo itinerante y en cada país se enriquece más, no se imaginan los pequeños grandes recuerdos que hay, naturalmente no puede faltar el mechón de hermosos cabellos… Nos imaginamos cuando llegue al Perú, si alguna vez llega, no habrá espacio para los recuerdos de tantas relaciones rotas. Los objetos expuestos representan un patrimonio emotivo de las ex relaciones amorosas, desde cosas extrañas y únicas hasta las más extraordinarias, acompañadas de frases e incluso historias enteras, algunas sentimentales, otras curiosas o graciosas, alguna que otra, llena de amargura o rabia. Uno de los objetos más antiguos, ya símbolo del museo, es un osito de fieltro con la inscripción «Te amo», acompañado de un revelador comentario «¡Qué mentira! ¡Mentiras, malditas mentiras…!»
Ciertamente lo repetimos, “el saber no ocupa lugar” y cada día la vida ofrece nuevas experiencias, depende de la responsabilidad de cada uno y finalmente insertamos lo que escribió Octavio Paz: «El arte de amar ¿Es arte de morir? Amar. Es morir y revivir y remorir».
Finalmente mientras el planeta gire, existirán tantas historias de amor como motivaciones de viaje existan…
Elena Tejera
Directora
Magister en Turismo y Comunicación
*Crítico, ensayista y semiólogo francés Biografías y Vidas, 2004-2015