April 30, 2025

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“SÓLO SÉ CÓMO SE LLAMA” GABRIELA MISTRAL

Existe el Poema Un CRISTO REAL,  que también se le atribuye a Gabriela Mistral, no obstante no es así, este poema pertenece al Padre Marianista Martín Valmaseda, ambos poemas son hermosos, con estilos completamente diferentes el de la Mistral diríamos que se enfoca más en la FE y confianza en Jesús, y el de Valmaseda, va más enfocado a la parte  social y humana… de acuerdo a nuestra modesta opinión(Redacción)

La Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, en un bello poema lleno de ternura, titulado: ‘Sólo sé cómo se llama’, nos comparte la experiencia de su conocimiento de Jesús:

«Que si nació hoy, que si nació ayer, que si nació aquí, que si nació allá. Que si murió a los 33, que si murió a los 36. Que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados. Que si eran reyes, que si eran magos. Que si tenía hermanos, que si no tenía. Que dónde está, que cuándo vuelve.

Yo lo único que sé es que… A mí me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.

Me enseñó a sonreír y a agradecer por las pequeñas cosas.

Me enseñó a llorar con fuerzas y a dejar ir.

Me enseñó a despertarme agradecida, saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.

A caminar muy lento y muy descalza.

Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.

Me enseñó mucho, me enseñó todo.

Me enseñó a quererme con ganas. A querer a quien está al lado y a darle la mano.

Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo, a manera de mensajes y que para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.

Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.

Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el miedo.

Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.

Me enseñó que los milagros sí existen.

Me enseñó que si yo no perdono, soy yo la que se queda prisionera, y para perdonar primero tengo que perdonarme.

Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien, pero que actúe bien a pesar de todo.

Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.

Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera.

Me deja que me aleje, sin enojarse. Que salga a conocer la vida. A equivocarme y a aprender. Y me sigue queriendo, cuidando y esperando.

Hasta me dejó aprender de otros maestros sin ponerse celoso; porque es de necios no escuchar a todo el que habla de amor.

Me enseñó que sólo estoy aquí por un tiempo, y sólo ocupo un lugar pequeño.

Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor y en compartir su luz conociendo mi sombra, que disfrute, que goce, que ría, que llore y que valore, que Él siempre va a estar conmigo… que, aunque dude y tenga miedo, confíe, ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí…

Sólo sé cómo se llama… se llama Jesús’.

(GABRIELA MISTRAL. Poeta chilena)

Publicación de Literatura Abierta

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